Con el permiso de mi amiga Colo voy a
seguir con la cadena de reflexiones en la que nos hemos metido sin
querer. Hace unos días ella publicaba esta entrada, Fragilidad, y su
último párrafo me dejó pensando..
Estoy convencida de que esto nos beneficia en muchos aspectos, porque la tensión sostenida también la respiran nuestros hijos y tanto como podemos precisar nosotras comprensión y aceptación, ellos son igualmente dignos de ello, sepan hablarnos o no, y precisamente al percibirlos en un momento difícil quizá estén tratando de hacernos llegar estos mismos sentimientos, su fragilidad.
El círculo se puede extender también a ellos.
Es precisamente lo que destaco en
negrita lo que me ha hecho pensar.. la fragilidad de los niños.. y
yo voy a usar otra palabra.. vulnerabilidad.. porque los niños son
vulnerables, creo que eso nadie lo pone en duda, sin embargo no me
refiero a esa vulnerabilidad-débil del que necesita a otro para
subsistir, no.. a lo que me refiero es a esa capacidad de pedir lo
que uno necesita, de proveérselo él mismo a través de las demandas
necesarias, sin el don de la vulnerabilidad la (super)vivencia se
complica. Esto parece obvio, pedir lo que se necesita, pero a la
mayoría de los adultos nos cuesta horrores pedir lo que
verdaderamente necesitamos.. y es que se requiere de una gran fortaleza para ello.. fortaleza para mostrarse sin máscaras ante los
demás y ante uno mismo.. y los niños la tienen! Ellos son
auténticos.. se muestran tal cuál, con una naturalidad que a menudo
nos deja pasmados.
Sin embargo, yo diría que en nuestra cultura todos los adultos viajan por la vida con una coraza bien gorda.. algunos de nosotros invertimos mucha energía en traspasar sus diferentes capas para mirar que hay dentro, para descubrir y dejar salir lo que con tanto empeño escondimos sin saber cuándo ni por qué. Y aquí está la cuestión.. en qué punto del camino un niño se pone su primera capa de coraza? y.. por qué? Mucho me temo que somos los adultos quienes, temerosos en nuestro cascarón y sumidos en la inconsciencia, sin conocer el poder del don de la vulnerabilidad, les alentamos a esconderse a ellos también. A mí, como madre, me preocupa éste hecho y me gustaría reconocer los momentos en los que puede llegar a suceder. Ya sé que no soy "el mundo" de mis hijos y que todo lo que intento evitarles lo encontrarán ahí fuera.. lo sé.. pero me gusta pensar que en mí y en su padre, por lo menos, tienen un refugio seguro y una referencia de trato digno.
Sin entrar en consideraciones teóricas sobre las corazas emocionales (que por otro lado, no las tengo) me parece lógico pensar que una forma de no contribuír a que nuestros hijos las necesiten es dejándoles ser ellos mismos. Porque ellos ya "son" cuando nacen.. no son proyectos de personas a los que nosotros, sus padres, debemos dar forma.. no.. no debemos "convertirlos en" ni limarles ningún rasgo que no nos guste. Y me refiero a lo innato, claro.. a su temperamento, a sus gustos y preferencias, a sus propios procesos para ir integrando el mundo que les rodea. Y ésto implica el aceptarles tal cual son.. una aceptación que en muchos casos nos va a enfrentar a nosotros mismos poniéndo en evidencia nuestras propias carencias.. tradúzcase "nuestras propias corazas" que se agitarán para realizar el trabajo para el que fueron creadas.. defendernos del dolor ante determinadas emociones. Una vez más vemos como el papel de madres y padres pasa por trabajar en nosotros mismos más que sobre nuestros hijos.
Y parándonos a pensar en esa capacidad de pedir lo que uno necesita, resulta apremiante atender las demandas de nuestros pequeños.. porque nadie pide lo que no necesita.. y ellos menos. Bien es cierto que a menudo no saben realizar una petición directa.. eso también nos pasa a los adultos.. y es entonces cuando algunos pueden interpretarlas como caprichos o incluso manipulación.. pero es importante interpretar estas señales como auténticas demandas y no dejar al niño con la frustración de no ser atendido. Aclaro que atender la demanda de un niño no significa hacer siempre lo que él pide.. porque no es lo mismo pedir un juguete de un escaparate, que un vaso de agua, o brazos, o ir en el asiento delantero sin sillita de seguridad.. habrá que valorar y en algunos casos mirar detrás. Sin embargo hay algunas necesidades que no se pueden desestimar como la atención, por ejemplo, donde desembocan muchas peticiones desplazas y algo bastante subvalorado en el mundo adulto para con los niños. Atención en forma de brazos, contacto, miradas, tiempo compartido.. eso es tan necesario para el niño como comer o dormir, es alimento para su ser auténtico. Escucho a muchos padres decir con desdén "lo que quiere es atención" como si estuvieran pidiendo la luna o algo a lo que no tienen derecho.. y que lo tenga que pedir así! eso no te hace pensar?! Si no atendemos sus demandas, en el sentido de considerarlas, puede que dejen de realizarlas y eso sería catastrófico.
Con todo ésto, veo mi papel de madre en los primeros años de mis hijos como una protectora de su ser auténtico.. en esos primeros años en los que el entorno tantísimo influye en el desarrollo de su persona. Luego ya extenderán las alas y alzarán el vuelo ellos solos.. y llegado ese momento me daría mucha tranquilidad el saber que mantienen su fortaleza.. aquella con la que nacieron, que mantienen el don de la vulnerabilidad que les permitirá darse lo que necesitan.
Sin embargo, yo diría que en nuestra cultura todos los adultos viajan por la vida con una coraza bien gorda.. algunos de nosotros invertimos mucha energía en traspasar sus diferentes capas para mirar que hay dentro, para descubrir y dejar salir lo que con tanto empeño escondimos sin saber cuándo ni por qué. Y aquí está la cuestión.. en qué punto del camino un niño se pone su primera capa de coraza? y.. por qué? Mucho me temo que somos los adultos quienes, temerosos en nuestro cascarón y sumidos en la inconsciencia, sin conocer el poder del don de la vulnerabilidad, les alentamos a esconderse a ellos también. A mí, como madre, me preocupa éste hecho y me gustaría reconocer los momentos en los que puede llegar a suceder. Ya sé que no soy "el mundo" de mis hijos y que todo lo que intento evitarles lo encontrarán ahí fuera.. lo sé.. pero me gusta pensar que en mí y en su padre, por lo menos, tienen un refugio seguro y una referencia de trato digno.
Sin entrar en consideraciones teóricas sobre las corazas emocionales (que por otro lado, no las tengo) me parece lógico pensar que una forma de no contribuír a que nuestros hijos las necesiten es dejándoles ser ellos mismos. Porque ellos ya "son" cuando nacen.. no son proyectos de personas a los que nosotros, sus padres, debemos dar forma.. no.. no debemos "convertirlos en" ni limarles ningún rasgo que no nos guste. Y me refiero a lo innato, claro.. a su temperamento, a sus gustos y preferencias, a sus propios procesos para ir integrando el mundo que les rodea. Y ésto implica el aceptarles tal cual son.. una aceptación que en muchos casos nos va a enfrentar a nosotros mismos poniéndo en evidencia nuestras propias carencias.. tradúzcase "nuestras propias corazas" que se agitarán para realizar el trabajo para el que fueron creadas.. defendernos del dolor ante determinadas emociones. Una vez más vemos como el papel de madres y padres pasa por trabajar en nosotros mismos más que sobre nuestros hijos.
Y parándonos a pensar en esa capacidad de pedir lo que uno necesita, resulta apremiante atender las demandas de nuestros pequeños.. porque nadie pide lo que no necesita.. y ellos menos. Bien es cierto que a menudo no saben realizar una petición directa.. eso también nos pasa a los adultos.. y es entonces cuando algunos pueden interpretarlas como caprichos o incluso manipulación.. pero es importante interpretar estas señales como auténticas demandas y no dejar al niño con la frustración de no ser atendido. Aclaro que atender la demanda de un niño no significa hacer siempre lo que él pide.. porque no es lo mismo pedir un juguete de un escaparate, que un vaso de agua, o brazos, o ir en el asiento delantero sin sillita de seguridad.. habrá que valorar y en algunos casos mirar detrás. Sin embargo hay algunas necesidades que no se pueden desestimar como la atención, por ejemplo, donde desembocan muchas peticiones desplazas y algo bastante subvalorado en el mundo adulto para con los niños. Atención en forma de brazos, contacto, miradas, tiempo compartido.. eso es tan necesario para el niño como comer o dormir, es alimento para su ser auténtico. Escucho a muchos padres decir con desdén "lo que quiere es atención" como si estuvieran pidiendo la luna o algo a lo que no tienen derecho.. y que lo tenga que pedir así! eso no te hace pensar?! Si no atendemos sus demandas, en el sentido de considerarlas, puede que dejen de realizarlas y eso sería catastrófico.
Con todo ésto, veo mi papel de madre en los primeros años de mis hijos como una protectora de su ser auténtico.. en esos primeros años en los que el entorno tantísimo influye en el desarrollo de su persona. Luego ya extenderán las alas y alzarán el vuelo ellos solos.. y llegado ese momento me daría mucha tranquilidad el saber que mantienen su fortaleza.. aquella con la que nacieron, que mantienen el don de la vulnerabilidad que les permitirá darse lo que necesitan.
Es una reflexión excelente. Muchas gracias por compartirla.
ResponderEliminarUn abrazo Carol
Gracias MArián! Otro abrazo para ti!
EliminarQué maravilla es leerte siempre, Carol! Me haces mirar bien hacia dentro, gracias! Cuántas corazas y capas innecesarias nos ponemos y nos prestamos... Tienes razón, la vulnerabilidad es un don que deberíamos atender y mimar pero tenemos tan inculcado que vivimos en un ambiente hostil que al tratar de preservarla hacemos que desaparezca su verdadera esencia. Gracias por tus palabras pensadoras y por tenerme presente. Millones de besitos!
ResponderEliminarColo linda, es verdad lo que dices.. por vivir en un ambiente tan hostil y encima sin herramientas para protegernos de otra forma, hemos necesitado de esas corazas. Pero si hacemos que nuestros pequeñajos vivan en un entorno menos hostil o les damos herramientas para manejar ese entorno sin necesidad de esconderse.. quizá no necesiten coraza o por lo menos no tan gruesa. Gracias por estimular mis neuronas preciosa :) Millones de besitos para tí también!
EliminarYo tengo clarísimo que para criarles "bien" primero debemos trabajar mucho nuestro interior, la mochila que llevamos a cuestas, y que afecta en mayor o menor medida a nuestros hijos.
ResponderEliminarLos adultos constantemente hacemos peticiones desplazadas y así es cómo ellos aprenden. Intento en la medida de lo posible darme cuenta, y lo que también hago es que si veo que me pide teta porque quiere que la haga caso, le digo "cariño, lo que quieres es caso", idea que me dió Miriam Tirado en su blog.
Un besazo
Carol, sin duda.. el camino es trabajar sobre nosotros porque como ya hemos dicho muchas veces ellos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos.
EliminarSobre lo que comentas de la idea de Miriam, no se si lo comprendo bién.. es en caso de que la madre quiera destetar? porque si no, no veo inconveniente en darle el cariño que quiere a través de la teta, igual que a través de besos o abrazos.. creo que no os pillo porque ya se que vosotras no teneis ningun problema con la teta. Ya me explicarás ;)
Un besazo!
Qué maravilla de entrada, creo que la he leído 6 veces.
ResponderEliminarPensamos lo mismo, pero cada una desde su perspectiva, y ver la visión de los demás "acojona", puff, lo que queda, ¡¡Qué de cosas que no había pensado!!
La educación de mis hijos siempre la entendí como un "que no me los poden". hay cosas que tengo muy claras, pero uno no puede prepararse para absolutamente todos los aspectos del crecimiento.
Los niños tienen interés y capacidad por y para aprender, y mi mayor preocupación es que no lo pierdan, que no se lo quiten con enseñanza, con un programa, con miedo...
Y da un poco de vértigo ver en la cantidad de aspectos en los que les "podamos".
Seguiremos trabajando en ello,
Un saludo, y felicidades por el blog
seeducansolos, gracias por tus palabras.. tú también me das una perspectiva diferente a la que suelo tener. Sí que da un poco de vértigo, si.. porque entre lo que les hacen "ahí fuera" y lo que podemos llegar a hacerles nosotras mismas inconscientemente o conscientemente pero sin poder evitarlo.. por eso veo tan importante un trabajo personal y por otro lado, buscar herramientas que darles para protegerse.. aunque cada vez veo más claro que más que darles "algo" deberíamos centrarnos en no estropear lo que traen de serie.
EliminarBesos!
Tu entrada me ha hecho reflexionar tanto que casi no me atrevía a comentar...me quedo sobretodo con tus últimas frases que comparto absolutamente. Imperfectas como somos está claro que trabajando nuestro interior y lo que esperamos de la crianza de nuestros hijos vamos por buen camino, no se me ocurre una manera mejor de empezar en esta vida que procurando minimizar las presiones que vienen del exterior para que ellos crezcan del modo más auténtico respetando su propia esencia, que no sean moldeados al antojo de cualquiera, quizás por eso mismo me resisto a una escolarización temprana, que es una manera de irse dejando llevar por influencias externas...
ResponderEliminarUn abrazo!
María, a mí tampoco se me ocurre mujor manera de empezar.. y es que este mundo es tan manipulador que da terror. Y el cole, ay! para madres exigentes es una verdadera comedura de cabeza.. siempre alerta. Y desde luego no es lo mismo escolarizar a un niño a los 6 años que a los 2 o 3.. cuanto más mayores cuentan con más recursos para manejarse. Me has dado en mi punto flaco.. en agosto debo reincorporarme al trabajo y estoy loca pensando en como me lo voy a montar para que esten las menos horas posibles. Un beso!
EliminarGracias por hacerme reflexionar y hacer ejercicio de introspección. Siempre he sido una persona muy transparente y mis corazas son débiles y caen con facilidad. Durante muchos años pensé que era uno de mis grandes defectos, necesité tiempo y rodearse de personas muy especiales para comprender que esa era la clave de mi felicidad. Respetemos y cuidemos ese don de la vulnerabilidad.
ResponderEliminarMousikh, da gusto leerte de verdad.. para mí eso que tienes es un verdadero don. Un besozo guapa!
EliminarLeerte me sacude.. Carol, me sacude y se me presenta como una bofetada, de esas que te hacen reaccionar si o si, y te lo digo con corazón. Estamos viviendo en casa dos procesos paralelos cada cual con su propio nivel de dificultad, y creo que en parte es por esas carcazas que nos hemos puesto e impuesto... tengo que leerte y releerte, y digerir todo esto. besos linda... y gracias por seguir sacudiendo mi conciencia en positivo.
ResponderEliminarCata, gracias por tus palabras linda. Te siento como una mujer muy sensible y perceptiva.. y guerrera además! :) no dudo que las dificultades con las que te encuentres las aporvecharás para crecer. Un beso enorme!
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