Sobre la frustración en los niños se ha escrito mucho.. es un tema que casi con total seguridad aparecerá en un libro de crianza, frecuentemente leemos sobre el tema en blogs y foros de crianza y hablamos de las rabietas de nuestros hijos con otros padres. Bueno.. ya salió! las rabietas! según lo veo yo, frustración y rabieta no son lo mismo.. yo diría que una rabieta es la expresión final de una frustración que no encuentra otra salida más satisfactoria. Por ejemplo, mi hijo anda ahora con la moto molto, todavía no la controla lo suficiente y se frusta muchísimo cuando quiere girar y no puede o se cae y no puede levantarla, .. pues cuando vemos que se está empezando a mosquear vamos y le ayudamos y su frustración acaba. Mi hija mayor, de 3 años y medio, también se frustra cuando no es capaz de hacer algo pero ya se da cuenta ella misma de que se está mosqueando y acaba pidiendo ayuda (toda enfadada, eso si) pero para algunas de sus frustraciones ya cuenta con herramientas para manejar el sentimiento. Este me parece uno de los papeles fundamentales de los padres, proporcionar herramientas a nuestros hijos para manejar sus emociones, entre ellas, la frustración.
Como digo.. se han escrito ríos de tinta sobre este tema explicando el por qué de las rabietas, su papel en el desarrollo emocional del niño, cómo tratarlas pero pocas veces he visto que se hable de cómo afecta a los padres la frustración y las rabietas de sus hijos, lo que despierta en nosotros la expresión de estas emociones intensas que se supone tenemos que acoger serenamente.. pero es que no es tan fácil! Creo que todos los padres, en mayor o menor grado nos hemos visto alguna vez superados por estas "molestas" manifestaciones emocionales por parte de nuestros hijos.
Hace unos años que leí un estupendo y famoso artículo de Rosa Jové sobre las rabietas, aquel que dice "quiereme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite" :) Se me quedó grabada esta frase y he recurrido a ella en numerosas ocasiones. Su efecto suele ser inmediato pero hay veces que ni esta maravillosa frase llena de amor ha conseguido disipar los pensamientos que se interponen en mi sentir y actuar como madre amorosa. ¡¿Qué nos ocurre?! Bueno amig@s, ojalá puediera contestar a esta pregunta de forma general pero mucho me temo que no es tan sencillo, cada cuál tendrá que indagar en su propia historia y buscar sus propias respuestas.. esas que sólo le valen a él. Y esto es justo lo que quería transmitir en este post.. no veamos ésta época de rabietas y frustraciones como algo que "hay que aguantar".. aprovechemos lo que nuestros hijos, como maestros espirituales que son, tienen que mostrarnos y escuchemos lo que sucede en nuestro interior.. lo que se despierta, los pensamientos que emergen, los sentimientos que irrumpen, .. recojamos todo eso en el momento en que aparezca, démosle validez y reconocimiento y muchas veces eso será suficiente para que no nos incapaciten para "querer a nuestros hijos cuando menos se lo merezcan porque será cuando más lo necesiten".
Para no dejar el tema tan en el aire, podemos imaginar una mujer cuyos padres nunca permitieron la expresión de la rabia y de niña aprendió ha reprimirla. Ahora esa mujer se siente tremendamente incómoda ante las rabietas de sus hijos. O imaginemos un padre a quién de niño le obligaban siempre a compartir sus cosas con los demás, quizá en una situación en la que su hijo se frustra profundamente cuando otro niño le quita algún juguete suyo no sea capaz de acoger ese sentimiento de su hijo porque le nubla su propia frustración, la que guardó su niño interior. Estos son casos hipotéticos que espero hayan aclarado lo que decía en el párrafo anterior.
Y hablando de frustración me gustaría comentar algo que oigo mucho y no me gusta nada y es eso de que es bueno que los niños se frustren, que cojan tolerancia a la frustración. "Bueno" me parece mucho decir, más bién diría que es inevitable. Y como es inevitable y sucederá tarde o temprano no veo sentido que nosotros, sus padres, favorezcamos situaciones para que experimenten la frustración. Esto está en actitudes como "tiene que aprender que no puede hacer siempre lo que quiera".. ¡pobres pequeños! pero si casi nunca hacen lo que quieren! y menos aún los hijos de los padres que opinan así!
Nuestros hijos y nosotros (que somos los hijos que fuimos) debemos aprender que todas las emociones son válidas. Aceptémoslas, aceptémosles, aceptémonos y busquemos las herramientas para manejarlas y que nos hagan crecer juntos.
Más sobre el tema:
"Sobrevivir a los dos años", Naomi Aldort
"Las rabietas en los niños a partir del año. Todo es cuestión de empatía.", Gracitata del blog "Lactando amando" Crianza feliz.